domingo, diciembre 11, 2005

Perdedores


El eco de los gritos,
en la lejana montaña.
Arriba,
por el sendero oscuro a las nubes,
que tronando anuncian el llanto de los dioses.
Ella y las fieras,
y aquel extraño conocido,
que nunca volvería a ver.
Noche de sexo salvaje,
grandes pecadores.
Ella solo quería divertirse,
él quería su vida.
Vergas y conchas creadoras,
Recibannos en sus amplias tierras de cultivo,
fuimos su cosecha y a su cosecha volvemos.
Queremos la paz, por medio de la guerra.
Queremos la victoria, por medio de la derrota.
Solo somos grandes perdedores.
Necesitamos sangre para curar nuestras heridas.
Ella lo sospechaba, pero no le importó.
No conocemos su nombre, su edad,
el color de sus ojos, ni sus gustos.
Solo encontramos sus huesos,
desparramados en la colina.

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