martes, enero 04, 2011

Enter the Void en el Gaumont - Parte VI

El final… un encuentro con dos grandes potencias…


Cuando las luces de la sala se encendieron, después de los aplausos, tuve que agacharme a levantar mis ojos del piso, porque habían quedado knock-out después de tanto parpadeo de luces. A Ornella le dolía terriblemente la cabeza. Me sentía alienado, como si recién me hubiera despertado de un profundo mal sueño, o con una resaca dominguera. Quanchi y su hermana parecían estar igual de afectados que nosotros. Una buena parte de la gente que estaba en la sala se había retirado del cine, probablemente a tomar un buen trago de aire y sentirse volver a entrar nuevamente en sus propios cuerpos. También es probable que no hayan escuchado al principio o no les haya interesado preguntarle nada a Gaspar. Yo como tenía una misión encubierta, me veía moralmente obligado a quedarme… sabía que si me iba sin siquiera intentarlo, y habiendo llegando tan lejos, no me lo perdonaría nunca. Esta era una chance en un millón, quizás.
Antes de que más de media sala se retirara, Thierre Fremaux subió al escenario y avisó nuevamente que Gaspar contestaría a las dudas que le plantearan los espectadores. Para eso hizo venir a una joven que tenia un micrófono, el cual les tenía que llevar a las distintas personas que querían preguntar algo. Nosotros estábamos muy lejos como para siquiera ser vistos por la chica, entonces, considerando que la gente de las tres primeras filas ya había tenido que abandonar el cine anteriormente, incité a Ornella y a Quanchi a que nos dirigiéramos hacia adelante.
- Además, - Les dije, - desde allá podemos sacar mejores fotos. –
Ellos me hicieron caso y me siguieron hasta la segunda fila a la derecha, desde donde estaríamos a unos cinco o seis metros de Gaspar. Mientras tanto el micrófono rondaba el cine. No fueron muchas las preguntas que recuerde que se hicieron, ninguna de ellas fue realmente relevante… Si hoy lo pienso, podría haber preguntado cosas mucho más interesantes en ese momento… y sin embargo no lo hice, me quede callado. La verdad es que en esa situación no se me ocurría que otra cosa preguntarle, más que lo de su voluntad a participar en nuestro humilde ciclo de cine. Y por alguna razón sentí que preguntar eso por micrófono para que lo escuche todo el cine, no era la forma.
- Hola Gaspar, yo quería felicitarte por esta última obra tuya… - Conocía esa voz, y de hecho cuando ubiqué a quien era que estaba hablando, me di cuenta que era la misma vieja chupa culos y cachonda que por poco mas se le ponía en cuatro patas a Felipe Noé en la fundación Proa. Ahora iba por el hijo y no se cansaba de hablar incoherencias… Mientras, Noé seguramente se preguntaba: ¿Cuál es la pregunta que me quiere hacer esta señora?…
- …¡Y yo quisiera hablar de una película, muy importante suya, y de la que casi ni se habla… que es “Solo contra todos”… porque esa película trata uno de los problemas mas comunes de la sociedad postmoderna, que es el INCESTO! Y no lo trata de una manera convencional o criticándolo; no, esa película lo muestra… ¡Lo muestra como ES! ¡Y ESO ES TENER CORAJE!... – La vieja empezaba a chorrear baba espumosa mientras daba su discurso de lame culos profesional. Por suerte Fremaux disimuladamente hizo un gesto a los de seguridad y a los pocos instantes dos grandotes le estaban pidiendo amablemente a la señora que los acompañara a la puerta de salida por las buenas. Gaspar Noé agradeció tímidamente a la señora antes de que fuera arrastrada de los pelos a la calle. Todos aplaudimos, pero no por la “pregunta” de la señora, sino por el hecho de que los matones se encargaran de evitarnos sentir mas vergüenza ajena.
- ¿Y no le preguntás nada? – Me increpó Ornella, mientras sacaba algunas fotos.
- No, no es la situación adecuada. Cuando termine de responder a las dudas de los demás le pregunto personalmente. – y es que Noé estaba tan cerca que si hubiera querido podría haberle estampado un buen pollo con flema en su reluciente calvicie y darme el lujo de escapar entre los asientos antes de que me atraparan los de seguridad... ¿Pero por que mierda iba a hacer eso?
Yo estaba ahí para dialogar con amabilidad. Por eso cuando finalmente las preguntas cesaron y ya nadie tenía nada mas por acotar, lentamente me fui acercando más y más hacia el escenario, con Quanchi a mi lado. Al punto de que finalmente logramos llegar a estar junto a Noé antes de que se acercaran el resto de los chacales, y tras una felicitación rápida al pelado por su obra, los tres posamos para la cámara de la hermana de Quanchi y de Ornella. Así es como ya podía darme el lujo de haberme sacado una foto tanto con padre como hijo, y clasificarme definitivamente como otra “snob y pelotuda concheta de barrio norte”.
Tras la foto Noé prosiguió con su huida lenta y cuesta arriba por el pasillo del cine. Pero mi misión no había terminado, así que tome coraje y comencé a seguirlo. Lo llame por su nombre y comencé a explicarle brevemente mi situación, mientras el iba subiendo por el pasillo, mirándome y a la vez saludando a otras personas. Le dije que era estudiante de audiovisión en una universidad, le conté del ciclo de cine, y finalmente le pregunté si era posible contar con su asistencia en alguna ocasión para el año siguiente. Bastante fríamente y sin darme mucha más atención, él me contestó:
- No, perdona, es que yo no vengo muy seguido para acá… aparte no soy mucho de ir a universidades…- dicho esto él siguió su camino y comenzó a hablar con Pino Solanas, que fue a saludarlo y preguntarle por su padre. Yo me quede parado en el pasillo, asumiendo que había fallado en mi misión. Busque con la mirada a Ornella y Quanchi y cuando los ubique me dirigí hacia ellos.
- ¿Y que onda? – Me preguntó Ornella.
- Me dijo que no, que no es de venir seguido y que además no le gusta ir a las universidades – Le conteste algo desilusionado.
Caminamos juntos hasta afuera de la sala y ahí Quanchi y su hermana nos abandonaron:
- Nos vemos en la próxima, la erótica esa que dicen que va a hacer… - Sonrió y me saludo Quanchi mientras se iba del cine. Yo y Ornella habíamos quedado solos, y fue entonces, afuera de la sala, cuando ocurrió uno de esos reveses que se dan en todas las historias dignas de contar… y es que mi candidato a presidente en el 2007, Pino Solanas, por alguna razón terminó parado a un metro mío. Aparentemente por lo que escuché, estaba buscando a Yuyo para saludarlo. Entonces fue que tuve uno de esos chispazos de lucidez, que no son muy frecuentes, al menos en mí.
- Que tal Pino, disculpa que te moleste… soy estudiante de licenciatura en audiovisión en una Universidad importante de Lanús… estamos haciendo un ciclo de cine con películas importantes de la filmografía mundial y nos gustaría saber si podrías venir a comentar alguna de tus películas, para una proyección…- Sin dejar que continuara hablando y haciendo un gesto como de sorpresa, el me dijo:
- ¡Pero claro! ¡¿Cómo que no chicos?!... Después tienen que arreglar la fecha y todo eso… pero claro… - Su tono era amable y simpático. Parecía ser una persona bastante humilde.
- ¿Arreglamos con la gente de su partido? – Le pregunte algo convencido y bastante entusiasmado por la respuesta afirmativa.
- Sí, exactamente, arreglen con ellos. – y dicho esto nos saludó, le di la mano y con Ornella nos fuimos caminando hasta la salida.
-¿No te sacas una foto con Pino? – Me preguntó ella una vez que estuvimos afuera. Negué con la cabeza y le dije: “No, dejá”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaja " no, deja".

Marisa me contó la anécdota el otro día, y me mostró las fotos.
Igual no fallaste en tu misión; Noé es un gran director, pero una persona medio recluida.
Cuando supere sus miedos capaz vaya a universidades.


Igual el careta alguna vez tuvo que ir a alguna, a mi que no me joda.