Jovenes monstruos: Mi opinion sobre la masacre de Virginia
Foto de Cho Seung-hui: Identificado por las autoridades como el autor de la masacre.
No fue motivo de sorpresa para mí lo sucedido recientemente en la universidad de Virginia, donde un joven estudiante desató una ráfaga de locura y muerte, que luego el mismo finalizo con un disparo en su cien. Este caso es un calco de lo ya sucedido innumerables veces, no solo en un país cuya segunda enmienda de la constitución da derecho a todo ciudadano a portar armas, sino en varios países del mundo capitalista (No nos olvidemos de la masacre de Carmen de Patagones, Río Negro).
Tampoco me fue motivo de sorpresa la visión tan cerrada e ingenua que tuvieron del asunto todos los medios de prensa. En la televisión y los diarios siempre califican a este tipo de jóvenes como monstruos, personas errantes e incomprensibles, alteradas mentalmente que son algo así como “casos especiales”. No entienden (o no quieren entender) que es esa incomprensión uno de los motivos que llevan a que cosas así sucedan. No entienden que no son “casos especiales”, no tienen idea de cuantos jóvenes comparten estos mismos pensamientos (yo alguna vez me considere uno de ellos). No saben que estos jóvenes son solo personas hipersensibles e introvertidas a los que tan solo les cuesta adaptarse a un sistema donde se promueve por sobre todas las cosas el individualismo, donde los intereses de cada persona difieren grandilocuentemente de los intereses que se deben tener como sociedad (prosperidad, cooperación, respeto mutuo, convivencia, etc.), donde a nadie le importa lo que uno piense o sienta.
Entre ser un inadaptado depresivo a ser un asesino en masa hay un solo paso: Un paso que se acorta con la facilidad que hay en algunos países de acceder a un arma y que se alimenta del odio que la sociedad hace que uno sienta por si mismo y por los demás. Es por esa frustración de sentirse rechazado, sumada a una deficiencia de confianza y autoestima lo que lleva a muchos jóvenes a un bloqueo emocional en el que el mayor enemigo parece ser todo el mundo, pero en realidad es uno mismo.
Con esto no trato de justificar la matanza de más de 30 inocentes, ni trato de beatificar a este ni a ninguno otro joven oprimido y alienado. Solo quiero poner las cosas en claro.
Dicen que si Cho Seung-hui hubiera sido tratado por un psiquiatra o internado en un hospital mental esto no hubiera pasado. Yo en cambio creo que la solución no esta en la psiquiatría o en los hospicios; todas estas masacres y todas las por venir se pudieran haber prevenido con tan solo una buena dosis de cariño y comprensión social.
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